sábado, 22 de febrero de 2014

#2mBilbon no es una manifestación más.


El domingo 2 de marzo, con presencia del Secretario General adjunto de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y compañeras/os de otras organizaciones del estado, Francia o Italia, convocamos a la ciudadanía a una manifestación. No es una manifestación más.

No lo es, porque se produce en la víspera de un encuentro significativo. El FMI, la Comisión Europea, directivos de grandes compañías o la OCDE se dan cita en el Guggenheim de Bilbao. Representantes institucionales ejercerán de  anfitriones empezando por el Presidente del Gobierno, el propio Lehendakari y el conjunto de las instituciones vascas.



Tiene algo de metafórico el formato. Metáfora de la creciente autonomización del poder económico respecto al poder democrático que representan las instituciones. Los lugares de reunión no son los referentes de la voluntad popular sino los iconos de la "marca país". Nuestros representantes no regulan o condicionan las pretensiones de la economía. Reciben.


Por eso desde la calle tenemos que impugnar este estado de cosas. En primer lugar las políticas de austeridad. La devaluación salarial y social propuesta como fórmula de salida de la crisis y que supone un empobrecimiento de la población y una creciente descohesión social. CCOO, junto con los demás sindicatos convocantes, lo hacemos en la línea de la propuesta de la CES. Exigiendo un plan de inversión plurianual que dedique el 2% del PIB de la Unión a medidas de activación económica. Roto el espejismo del crecimiento ilimitado en base a los flujos de crédito, necesitamos recomponer canales de distribución de riqueza a través del salario y la relación entre fiscalidad y gasto/inversión pública. Y esto en un contexto de economía global.


Y ahí aparece en toda su dimensión la segunda guía de reivindicación. Es condición necesaria para acometer políticas alternativas dar un salto en la constitucionalización de europa. Sin un rearme democrático; sin una pugna por la hegemonía de pensamiento que no se resigne; sin altura de miras para entender que al poder fáctico de la economía sólo se le opondrá resistencia social compartiendo y federalizando espacios de intervención democrática y social, no avanzaremos.

Las crisis económicas que llevan aparejadas crisis de legitimidad institucional tienen riesgos y tentaciones muy evidentes. Los populismos, los repliegues. En el peor de los casos el rebrote de ideologías que estigmatizan culpables, xenófobas o racistas. Hay que oponerse con todas las fuerzas a ellas. Por eso hay que mirar fuera. Agruparse, buscar mínimos compartidos.

Por eso el 2 de marzo, distintos sindicatos vascos, nuestras confederaciones, movimientos sociales, compañeros de otras partes del estado, sindicatos de Francia o Italia, representantes en definitiva de millones de trabajadoras/es, la ciudadanía vasca, tenemos una cita en las calles de Bilbao. A las 12,00 h.


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