El 30 de abril se produjo una
reunión en la Moncloa. Bernardette Ségol,
Secretaria General de la Confederación
Europea de Sindicatos presentaba al Presidente del Gobierno de España el plan de inversión, crecimiento sostenible y empleo de calidad aprobado por la citada Confederación Sindical. Una propuesta
sobre inversión, fiscalidad, políticas financieras, papel del BCE, eurobonos,
etc. Un plan avalado por sindicatos de países periféricos endeudados, pero
también de países centrales acreedores.
Es llamativo que organizaciones
con más de 60 millones de personas afiliadas e implantación en países cuyos
gobiernos están situados en la dinámica deudor/acreedor
en esta Europa maltrecha, lleguemos a una propuesta común. Mucho más llamativo
es la poca trascendencia de la cuestión en las opiniones públicas, inducidas
por las opiniones publicadas.
En medios de lo que podemos llamar “la
derecha” era previsible, inmersos en su obsesión de quitar cualquier relevancia
al sindicalismo. Más significativo es lo que ha ocurrido en los que se sitúan comúnmente
en la izquierda. No, no hablo sólo ni
principalmente de los impresos que están (o está) a la que están, sino de los
propios medios digitales. “CCOO, UGT y
USO inauguran la jornada reivindicativa con una visita a Rajoy” despachaba algún
guardián de las esencias izquierdistas, omitiendo en el titular que esas tres organizaciones
estaban en calidad de anfitriones de la CES.