jueves, 26 de febrero de 2015

La Comisión Europea en Bilbao


El 26 de febrero, el Vicepresidente de la Comisión Europea. Jyrki Katainen, ha estado en Bilbao para presentar el Plan Juncker. En un formato de encuentro con "la sociedad civil" ,la presencia del Lehendakari Urkullu  y la presencia de un representante del Gobierno de España, se ha celebrado un acto que pretendía según su propia convocatoria, legitimar a la Comisión Europea ante la ciudadanía.

En los aledaños del Palacio Euskalduna se ha convocado una concentración denunciando la negociación del TTIP así como el propio Plan Juncker. Concentración convocada por colectivos sociales y sindicales en la que CCOO de Euskadi ha estado presente. Paralelamente hemos asistido al encuentro. A ese efecto preparé una intervención para trasladarle al Vicepresidente Katainen. El formato finalmente ha sido de reflexión-pregunta- respuesta, por lo que no he podido explicar toda la intervención. En todo caso hemos trasladado una reflexión sobre la necesidad de construir un demos europeo que de verdad legitime el proyecto europeo, en base a un modelo social, y la pregunta ha versado sobre el plan de inversiones de la CES y sobre el papel del diálogo con los agentes sociales en el marco europeo.

En todo caso, pongo aquí la intervención, que de haber habido tiempo y formato adecuado hubiera trasladado.



Es una buena noticia que la Comisión Europea perciba la necesidad de ganar legitimidad ante la ciudadanía europea. Porque la percepción de la sociedad sobre las instituciones europeas es muy lejana.

Creemos que la legitimación de ese ambicioso proyecto político que debe ser Europa, debe partir de reforzar una ciudadanía, un demos europeo, que supere el concepto de la multilateralidad de estados, y refuerce las competencias de las instituciones comunes, especialmente de las que tienen un mayor potencial democrático, como es el Parlamento, que debe ser el eje de bóveda del ejecutivo y legislativo comunitario.
 
Desde esa perspectiva CCOO de Euskadi, en la línea con lo expuesto con la CES, valora el cambio de discurso que lleva implícito el Plan Juncker frente al discurso de la austeridad a ultranza que hemos visto hasta ahora.

En efecto, son necesarias políticas de estímulo económico, pero nos parece que el citado plan se sitúa más bien en el  terreno de la declaración de intenciones, es poco ambicioso, y recoge escasos y voluntaristas compromisos de inversión.

Nos parece que un compromiso de 21.000 millones de euros es netamente insuficiente, y pensar que va a movilizar 315.000 millones de manera inducida un ejercicio de optimismo exagerado.

En opinión de CCOO se necesita un plan más ambicioso  en la línea del planteado por la CES. Plan de inversiones del 2% del PIB de la Unión durante 10 años, que impulse políticas de empleo industrial y la actividad productiva.

Europa necesita un empuje en su capacidad fiscal y presupuestaria. Redistributiva en suma en la medida en que compartimos un espacio monetario y económico, insuficientemente dotado de elementos de redistribución y de estabilizadores automáticos.

Somos conscientes que estamos ante un enorme reto geopolítico con dificultades evidentes. Entre ellas la de haber integrado zonas y países con realidades económicas y productivas muy diversas y desequilibrios previos. La financiación excesiva de las economías con aparatos productivos más débiles y con balanzas deficitarias, ha dado paso a un enorme nivel de sobreendeudamiento y una dialéctica deudores-acreedores. La presión de las políticas de austeridad impulsa la desigualdad y la descohesión social. No hay mayor disolvente social que esa polarización de renta y esa dialéctica deudor/acreedor. No hay mayor obstáculo a crear ese demos europeo, que este escenario que puede poner en jaque la propia unión.
 
Europa y especialmente los países con mayores desequilibrios económicos y mayor nivel de endeudamiento, sufrimos los efectos de unas políticas de devaluación interna que escasamente mejoran nuestros ratios de competitividad y en cambio agudizan una profunda crisis de debilitamiento de demanda solvente. Escasez relacionada con la sobrecapacidad instalada de nuestro aparato productivo, que está detrás del dramático aumento del paro.

Por tanto la austeridad es una apuesta por el alargamiento de la crisis. Se incrementan los índices de desigualdad y se incrementa la pobreza.

Europa necesita aligerar la carga que supone el servicio de la deuda, para lo que necesitamos que el BCE no sólo promueva la expansión monetaria, sino que asuma un rol de prestamista de última instancia.

Necesitamos un plan de inversiones cierto, ambicioso, con dotaciones presupuestarias reales, vinculado a la mejora en la economía del conocimiento pero también al desarrollo de sectores industriales capaces de generar valor añadido y empleo de calidad.

CCOO, el movimiento sindical europeo, consideramos que la legitimidad democrática en Europa por la que apostamos, incluso con entusiasmo, se constituye rescatando nuestras mejores tradiciones de cohesión social. Y la desigualdad es el mayor disolvente social que conocemos. Aquel que si no se ataja a tiempo puede llevar a sociedades como ahora la griega, y después a otras, a elegir opciones eurofóbicas, reaccionarias o disgregadoras del sueño de ciudadanía inclusiva que debe representar la UE.



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